Madrid se une para gritar en contra del racismo

Sábado 12 de noviembre a pocos minutos para las cinco de la tarde. Cibeles estaba a rebosar. Y no, el Real Madrid no ha ganado ningún título. Ese día Madrid se unía para gritar contra el racismo, desde el más estructural hasta el más simple de todos.

La marcha, impulsada por SOS Madrid, se desarrollaba bajo el lema “Por una sociedad sin racismo”. Además, por primera vez, participaban en ella todas las minorías que sufren el racismo diariamente: la comunidad afrodescendiente, la comunidad africana española, la comunidad musulmana, la comunidad asiática, la población gitana y la población latinoamericana y caribeña. Todas ellas contaban con la representación de diversas asociaciones.

A las cinco de la tarde comenzaba esta multitudinaria marcha, con centenares de personas ansiosas por gritar, que transcurriría por la calle Alcalá y cuyo destino final era la Puerta del Sol. En esta manifestación “histórica” (según han declarado sus organizadores) eran muchas las peticiones que se le hacían al Estado español. Desde la derogación de la Ley de Extranjería, hasta la despenalización de los manteros, pasando por el cierre de los CIES y el fin de las devoluciones en caliente.

Había rabia en sus voces, pero también se notaba la alegría y el jolgorio de las personas que por fin veían que no estaban solas, sino que contaban con el apoyo de mucha gente, y que estaban haciendo algo grande, algo utópico y que cambiaría el rumbo de sus vidas. Entre los apoyos estaban simples ciudadanos de a pie, que decidieron dar un paso atrás y dejar el espacio que ocupan en la sociedad a estas minorías, protagonistas absolutas del día. Además, entre las caras conocidas, se pudo ver a Carlos Sánchez Mato (delegado de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid), y a Guillermo Zapata, Rommy Arce y Pablo Carmona (ediles de Ahora Madrid).

Eran pasadas las siete, ya noche cerrada, cuando la marcha llegaba a Sol. Allí había montado, en medio de la plaza, un pequeño escenario en torno al cual se arremolinaban todos los manifestantes. Pronto se descubrió su sentido: cada una de las minorías leería su propio manifiesto, además del general que comprendía a todas ellas y que fue leído por Moha Gerehou (presidente de SOS Racismo). Entre vítores, las personas blancas allí congregadas no podían hacer otra cosa que aplaudir ante las verdades que cada asociación lanzaba al aire, a veces incluso a modo de reproche.

Finalizados los discursos y, antes de que la población allí congregada se dispersase, desde SOS Madrid recordaban que al lado del escenario iba a estar un grupo de personas para acompañar a casa a quienes se sintiesen incómodas haciéndolo solas.

El día elegido para la marcha no es baladí, pues el 13 de noviembre se cumplían 25 años del asesinato de Lucrecia Pérez, el primer asesinato racista reconocido de la democracia española. Un guardia civil neonazi decidió poner fin a su vida al disparar contra ella por el simple hecho de ser una mujer emigrante de origen dominicano. Desgraciadamente, el autor de este crimen racista y xenófobo, así como los menores que le acompañaban, ya se encuentran en la calle. Por ello, durante la marcha fue recurrente la consigna «Lucrecia, hermana, nosotras no olvidamos«.

 

Almudena Val Cerdeira

@allidonde_

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