Luisa Martín: “España da muy pocas oportunidades al arte”

Entrevista realizada por Luiza Velizarova, de Salseos históricos, para A Contracorriente Magazine.


Luisa Martín es una actriz española de cine, televisión y teatro. Nace en 1960 y su carrera en arte dramático comienza como actriz de teatro en la compañía Teatro estudio 80. Sus primeros años los dedica exclusivamente al teatro, hasta que en 1990 pega el salto a la televisión con el programa La guardería. Su estrellato a nivel nacional se produce con su papel como la Juani en Médico de familia. Actualmente, interpreta a la inspectora Claudia Miralles en la serie de TV1 Servir y proteger.

P: Tu padre fue una gran influencia para ti, sobre todo, para decantarte por el arte dramático. ¿Crees que sin su apoyo habrías llegado a convertirte en actriz?

LM: Habría sido muchísimo más difícil, porque sobre todo en el año 1977, la época en la que yo empecé, no estaba muy bien visto que las mujeres se dedicasen al teatro porque había muchas dudas de cómo se llegaba hasta ahí. Mi padre no fue la influencia para que yo quisiera ser actriz, aunque a él le gustaba la interpretación, pero mi afición por actuar se desarrolló a través de la televisión, con un programa que se llamaba Estudio 1. Yo veía este programa con mi madre y mi padre, nos gustaba, y ellos me animaban a mí siempre diciéndome “Mira, tú eres como estas actrices que salen por ahí”. Y luego fue él el que me llevó a la escuela de arte dramático y me dijo “Si quieres ser actriz, tienes que estudiar”. Eso fue determinante para mí.

P: Has hablado de que, en aquella época, cuando tú comenzaste a estudiar para convertirte en actriz, las mujeres no estaban muy bien vistas como actrices. ¿Crees que siguen existiendo en la industria del cine español este tipo de estereotipos?

LM: No es fácil ser actriz, es mucho más fácil ser actor. Pero, por supuesto, no tiene nada que ver con la época en la que yo comencé. Ahora hay muchísimas actrices y muchísima gente que quiere dedicarse a esto, hay muchas series de televisión, hay muchas plataformas y es más fácil. Pero, antes, que quisieras dedicarte a esto era como una marcianada. Yo cuando estaba en el instituto recuerdo que una vez nos preguntaron a qué queríamos dedicarnos en el futuro. Había como un 80% o un 60% que querían ser enfermeras, 3 o 4 que querían ser abogadas, las demás maestras. Y cuando yo dije que quería ser actriz, todas me miraron como diciendo: “¡¿Qué?! ¿Eso qué es?” Era una cosa mucho más rara, ahora la interpretación es algo muy popular.

P: Y, por otro lado, enfocándolo a los actores y actrices nuevas, ¿crees que la industria realmente da oportunidades a actores primerizos o tiende a reutilizar a actores ya consagrados?

LM: Hay que partir de la base de que los actores siempre estamos en dificultades, los que están empezando, los que llevan media carrera y los consagrados. El problema no es la profesión, el problema es el país. España da muy pocas oportunidades al arte, entendido en términos generales, como cualquier profesión relacionada con la creatividad. Después del Siglo de Oro, después del siglo XVII, en España se ha respetado muy poco a los artistas. Porque en lo institucional no se nos respeta ni se nos apoya, para ellos somos un poco los saltimbanquis o esos muertos de hambre. Siempre hay una parte condescendiente que te dice “Pero dedícate a algo serio”. Pero no es la profesión; la profesión hoy por hoy da muchísimas más oportunidades a la gente joven que a la gente mayor porque la mayoría de las series o de las funciones teatrales se nutren de gente joven, de gente nueva, quieren sacar caras nuevas, caras guapas, etc. Bueno, afortunadamente aún hay gente que contrata a la gente mayor, pero yo diría incluso que se prefiere a los jóvenes actores. Pero no es tanto la profesión como la propia sociedad y las instituciones. Porque aquí cuando cambian de gobierno hay que rezar para que no te tiren atrás todos los proyectos.

P: Hemos hablado de que la financiación del cine español es bastante nefasta. ¿Cuál sería tu solución a esto? ¿Crees que hace falta mayor implicación por parte de los gobiernos o es la industria la que debe presionar por un mayor reconocimiento?

LM: La industria tiene que presionar, pero es que ya no puede presionar más. Creo que es un problema institucional, no hace falta más que mirar a Francia. Francia respeta muchísimo a sus artistas, entonces da exactamente igual el gobierno que haya, porque con un gobierno de derechas o de izquierdas, ellos por encima de todo se sienten orgullosos de sus artistas. Y aquí, en España, el problema es que los artistas somos el último mico de la sociedad. Hay una idea generalizada de que somos vagos y maleantes, que vivimos un poco del cuento. Esa es la mentalidad, ese es el problema. Y un país no puede avanzar sin arte, la creatividad es fundamental para el desarrollo del ser humano. En Francia hay leyes que apoyan el arte, ellos presumen de actores y subvencionan el cine. Yo no creo que todo pase porque estés a la sopa boba y quieras hacer una película y te la paguen. No se trata de eso. Pero aquí, por ejemplo, en un informativo de la 1, si dan alguna noticia sobre cine, siempre es la primera una noticia sobre cine americano. El otro día se abrió con una noticia de cine americano y luego se habló de El autor, que es una película española y luego se cerró la crónica con una película coreana. Pero en algunas televisiones ni siquiera se habla de cine. Y yo creo que tendrían que apoyarlo hasta ese punto, de que deban cubrir un cupo en los informativos hablando de cine español y de teatro español.

P: Y hablando de los entresijos de la propia industria, ¿cuál crees que es el eslabón último en el cine en cuanto a actividad a realizar?

LM: Todos. El hecho de que seas un director reconocido no te da nada ganado para el siguiente paso, para la siguiente película. Es muy desconocido. O vives en este mundo y en esta profesión y trabajas en ella constantemente o la sociedad en general tiene un desconocimiento general de lo que es nuestra profesión. Directores como Fernando Trueba, por ejemplo, que ha hecho la película La reina de España y la gente prácticamente ni se entera. O hay un par de ellos que de repente malinterpretan unas declaraciones de él y ya le boicotean y se acabó. Aquí no hay nada ganado, por mucho que seas un actor reconocido, por mucho que lleves más de 20 años trabajando. Hay veces que es más fácil para alguien que empieza porque si tiene la suerte de que alguien le considere un descubrimiento o una sorpresa, es más fácil.

P: Centrándonos más en tu carrera. ¿Qué tiene que tener un guión o un personaje para que te atrape?

LM: Que no sea fácil. Que me permita meterme en un ser humano que sea muy de verdad, y los seres humanos de verdad no somos fáciles ninguno. Todos tenemos nuestros fantasmas, nuestros problemas, nuestras angustias, nuestras necesidades. Por eso a mí me gustan los personajes de verdad, los de muy de carne y hueso y, si pueden ser reconocibles para el público, mejor, pero si no lo son, por lo menos que se vea que es un personaje profundo.

P: Y en ese sentido, ¿te gusta interpretar más papeles que sean totalmente diferentes a lo que eres tú o tienen que ser semejantes a ti?

LM: Ni lo uno ni lo otro. Los personajes tienen que ser interesantes, independientemente de que se parezcan a mí. Yo, a veces, de cara al exterior, pareceré una mujer interesante y otras una mujer aburrida pero a mí me parece que los personajes tienen que tener un interés. Lo que sí busco es que el personaje no se parezca al papel anterior que haya hecho. Si ahora mismo estoy haciendo de policía, igual en el siguiente me gustaría hacer de delincuente. A mí lo que me gusta es jugar con los contrastes en mi propio trabajo. Me gusta plantearme retos. Y si son personajes muy iguales, quiero hacer algo que me permita que dentro de que sean personajes muy parecidos, sean completamente distintos. Siempre pongo un ejemplo maravilloso que es Lo que queda del día y Tiempos de penumbra de Anthony Hopkins, son dos películas que se hicieron en un muy corto espacio de tiempo entre una y otra, y los personajes que interpreta son muy parecidos. Pero la interpretación de Anthony Hopkins es totalmente distinta. Ese es el reto. Hace tres años me llegó un personaje que aparentemente ya había hecho y mi reto fue aceptarlo y hacerlo completamente diferente. Actualmente no estamos para rechazar papeles o para elegir papeles, también te digo…

P: Hablando de retos, ¿cuál crees que es el personaje que aún te queda por interpretar?

LM: Ni se me ocurre decirlo en voz alta. Imagínate que te digo que mi sueño es interpretar a tal personaje y mañana un director o un productor me lo da, ¡pues me he quedado sin sueño! Mira, mi sueño es trabajar. En esta profesión hemos estado por lo menos 8 años casi con un 92% de paro en Madrid, eso significa que están las cosas muy mal. Ahora están un poco mejor. Pero para mí el reto es vivir de mi profesión.

P: En cuanto a los personajes, tú has trabajado en teatro, en cine, en televisión… ¿Cuál ha sido el personaje que has interpretado y que más te haya marcado?

LM: Todos me han marcado mucho. Los personajes son como los hijos, los quieres a todos por igual. A mi madre cuando le preguntaban “¿Por cuál de tus hijos sientes más cariño?”, mi madre siempre contestaba “Tengo tres hijos que son como mis tres dedos, si me cortan uno me duele, si me cortan el otro también me duele”. Pues yo con los personajes experimento lo mismo. Son como mis hijos, porque a los personajes los creas tú, es cierto que te dan unas pautas pero luego eres tú el que los desarrolla. Siempre, de alguna manera, prefieres el personaje que estés interpretando en ese momento, porque es como tu hijo pequeño, al que más tienes que cuidar. A medida que vas haciéndote adulto e interpretas a más personajes, te vas dando cuenta de que todos te aportan algo para el siguiente que vayas a hacer.

P: ¿Te resulta fácil compaginar tu vida privada con tu vida pública?

LM: Yo soy un personaje un poco particular, porque a mí me importa un rábano mi vida pública. A mí me da un poco igual, yo soy un personaje que sé que la gente reconoce y les hace gracia, y si alguien me para a hablar, yo hablo con esa persona. No tengo ningún problema, si tiene alguna duda, se la resuelvo, y si se pone impertinente, le contesto de la misma forma. No tengo ni complejos ni problemas en este tema. Generalmente me siento muy querida por la gente, muy respetada. Mi madre siempre me decía “A ver si te vas a poner tonta, eh, que eso no te lo voy a consentir” y eso se me ha quedado grabado, a mí nadie me baila el agua. Yo en mi casa soy la última que se mira en el espejo, no estamos todo el tiempo hablando de mí. Y es que, ahora mismo, no tengo ni vida pública ni vida privada, estoy estudiando constantemente. Con lo cual, yo creo que en ese sentido rompo un poco con ideas preestablecidas que tiene la gente. Yo no tengo nada que ver con eso, yo vivo muy relajada y muy tranquila, si tengo que coger un bus o un metro, lo cojo, y si una señora se me acerca a hablar, yo hablo con ella, naturalmente. Pero no voy con gafas de sol por la calle… Bueno, sí, porque las tengo graduadas, pero no es que me camufle.

P: Has hablado de ideas preconcebidas que tienen las personas, ¿cuál crees que es la principal en cuanto a los actores?

LM: Yo creo que la gente se piensa que nos lo pasamos muy bien, que estamos todo el día jugando y que vivimos una vida muy fácil. Eso muchas veces me da cierta rabia, cuando se habla de nosotros con ese tono de admiración de “Joe, es que tienes una vida fantástica, es que te viene a buscar un coche con chofer, y te lleva…”. Y yo siempre pienso “Madre mía, si alguien llega a pasar las 24 horas del día conmigo, fliparía”. Esos son los moldes que yo creo que habría que romper. Yo me levanto todos los días a las cinco menos cuarto de la mañana y ahora son las ocho de la tarde y acabo de llegar a casa. Además, he estado todo el fin de semana estudiando, hoy todo el día grabando y esto se lo cuentas a cualquier persona y te diría “¿Pero qué jornada de trabajo es esa?”. Pues la mía, señores.

P: ¿A qué te habría gustado dedicarte de no haberte convertido en actriz?

LM: Me gusta mucho el derecho, la medicina, la pintura… Yo soy una persona muy inquieta. Pero como eso ya no se puede comprobar, no lo sé… Me gusta mucho mi profesión como para querer inventarme otra cosa.

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